
Es increíble el grado de crueldad al que puede llegar el ser humano. El nivel de perversión que puede alcanzar su mente es realmente asombroso, espeluznante y aterrador. La noticia que apareció hace unos días sobre las cacerías ilegales de tigres, leones, lobos, linces, etc., llevadas a cabo en una finca de Extremadura, y felizmente descubiertas y abortadas por el servicio del Seprona de la Guardia Civil, es una clara muestra de ello. Una muestra del grado de insensibilidad y disipación al que pueden llegar algunas personas, por llamarles de alguna forma.
Nunca he comprendido cómo alguien puede pagar elevadas cantidades de dinero por realizar un viaje a África y participar en un safari; pagar, simplemente, por el placer de destruir vida, por matar. Matar animales que viven en su hábitat natural y no suponen un peligro para nadie, es increíble. De verdad, jamás entenderé el placer de matar por matar, sin necesidad. Por eso, me alegro infinito que toda esa panda de sinvergüenzas, los que organizaban y los que mataban, hayan sido descubiertos y detenidos. Como me alegraría saber que entrarán en prisión y pagarán por sus delitos, algo que veo más dudoso… Al fin y al cabo, sólo se trataba de “simples y vulgares animales”, seres que en este país, para muchos, tienen menos valor que un objeto cualquiera, son sólo cosas, no son seres vivos. Para estos tipejos los animales son “algo” que se puede utilizar a su conveniencia, están ahí para su complacencia y diversión, son como un televisor o un microondas, objetos que se usan, nada más.
Evidentemente, no me gusta la caza, aunque muchos la practican observando estrictamente las leyes que la regulan; no me gusta, pero lo acepto, qué remedio, es una actividad legal bajo esas condiciones. Pero los que me producen verdaderas ganas de vomitar son tiparracos como éstos que acaban de detener en Extremadura, ésos no son cazadores, son vulgares escorias humanas que no merecen ser catalogados como personas. Disparar a placer contra animales indefensos, y en algunos casos, como los lobos o linces, protegidos y en peligro de extinción, disparar contra tigres o leones viejos comprados a circos y zoológicos, animales enfermos o medio inválidos, como el león tuerto que ha salido en las imágenes de televisión y que estaban a punto de matar en otra de esas valientes cacerías, animales a los que no se daba la más mínima posibilidad de huida o defensa, no es propio de un cazador, más bien es propio de un cobarde. De un cobarde que, además, no merece ser llamado persona.
Es triste que en un país desarrollado y perteneciente a la UE ocurran estas cosas, pero ocurren, y me temo que seguirán ocurriendo en el futuro. Por lo menos, mientras sigan existiendo ignorantes que digan que la Naturaleza los animales están ahí para nuestra diversión, para nuestro uso y disfrute, incluyendo el matarlos por placer, por simple entretenimiento. ¡La ignorancia elevada a su grado más inhumano!
Mi enhorabuena al servicio del Seprona de la Guardia Civil por el trabajo realizado. Me consta que realizan una maravillosa labor, para desgracia de estas escorias humanas que se llaman a sí mismos personas…
¿Personas?
Gracias Toxu.
El nuestro es un mundo de fuertes contrastes y de esta obviedad hay millones de ejemplos prácticos. Hoy vamos a engrosar la lista con otra prueba más de que tal aseveración es un hecho indiscutible.
Eran las 3 de la tarde de hoy cuando sonaba mi teléfono móvil, era Mario, un amigo de toda la vida. Descuelgo y le saludo:













Según publica SOS Galgos en su edición digital (
Actualmente, la mayoría de gente que reside en Barcelona, no sabe que su ciudad, supuestamente abierta de mente y cosmopolita, celebra cada domingo, desde Abril a Septiembre, una corrida de toros (es decir, unos 25 festejos cada año).
Según publica el diario "
Hoy es uno de esos días en los que un servidor se siente especialmente triste y no tiene nada que ver con el portazo que el COI le propinó ayer en las narices a la candidatura Olímpica de Madrid, no. El motivo es bien distinto, hoy comienza, un año más, el maravilloso –para algunos– y bochornoso –para otros– espectáculo taurino pamplonica patrocinado por el obispo de Amiens, San Fermín.
Un año más, junto con la temida ola de calor, llega también la avalancha de abandono de animales de compañía.
Manuela Garrido, voluntaria de Procnatur, ganó el pasado día 29 de Junio de 2005 el primer premio del 


