7 de Julio, San Fermín

Hoy es uno de esos días en los que un servidor se siente especialmente triste y no tiene nada que ver con el portazo que el COI le propinó ayer en las narices a la candidatura Olímpica de Madrid, no. El motivo es bien distinto, hoy comienza, un año más, el maravilloso –para algunos– y bochornoso –para otros– espectáculo taurino pamplonica patrocinado por el obispo de Amiens, San Fermín.

Fiesta rodeada de misticismo religioso que contrasta fuertemente con lo profano de los juerguistas más ebrios y la sangre de unos animales que no tienen otra culpa más que la de haber nacido provistos de cuernos.

Suena el chupinazo y se abren las puertas de los corrales de Santo Domingo. Los mozos empiezan a correr y la manada ya apunta la calle. Como yo no soy (por fortuna) comentarista taurino y para no caer en torpezas e imprecisiones, a continuación transcribo literalmente algunas de las palabras del experto que ha retransmitido esta misma mañana el primer encierro en directo en La Primera de TVE.

“Observen Uds. como el pitón derecho del toro está completamente fracturado (…) seguramente ha sido por el golpe tan fenomenal que se ha dado en la curva de entrada a la calle Estafeta.”

“El animal ha permanecido entre veinte y veinticinco segundos sin moverse en el suelo (…) claro, está desconcertado entre tanta gente.”

En fin, muchos dirán que los encierros son estupendos y tradicionales y que los toros están encantados de correr en ellos y dirigirse directamente al ruedo, donde más tarde les darán una muerte digna e indolora (incluso placentera, quién sabe). Mi percepción de los acontecimientos es bien distinta y es que el medio natural de un toro no es precisamente el asfalto, ni las calles adoquinadas ni mucho menos, el ruedo.

Ya puestos en faena, cabe destacar una curiosidad. La totalidad de los anuncios publicitarios que se han emitido antes, durante y después del encierro no han sido los habituales para ese tramo horario, de hecho en su practica totalidad han sido anuncios nuevos creados por empresas autonómicas navarresas para la ocasión. A este hecho yo le otorgo dos lecturas diferentes, a saber:

A. Las empresas de la zona han tirado la casa por la ventana aprovechando el tirón mediático de los encierros.

B. Las empresas que habitualmente copan de anuncios la programación televisiva no quieren ser relacionadas con el mundo del toro debido a la clara tendencia de la población hacia el respeto por los animales y el rechazo cada vez más evidente de la “fiesta nacional”.

Yo me quedo con la opción B y no sólo porque me lo dicte el corazón, sino por un único argumento. Si el tirón mediático fuese tan fuerte que a cualquier empresa le interesara a toda costa hacerse con ese espacio publicitario, ningún empresario local podría hacer frente al poder adquisitivo de las grandes multinacionales.